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El crimen de Cecilia: el novio, el autor material; la suegra, la ideóloga.

Para los fiscales, a Cecilia “la mataron” en la casa de los Sena y existió “planificación”. Pedirán la prisión preventiva para los siete detenidos.

El procurador General de Chaco y los tres fiscales que investigan el presunto femicidio de Cecilia Strzyzowski (28) manifestaron este jueves que hay “fuertes indicios” de que a la joven la mataron en la casa de la familia de su esposo, César Sena, y que existió “planificación” en el hecho, que calificaron como “macabro y atroz” y que va a significar “un antes y un después en la historia judicial” de la provincia.

La pista económica. Por el momento, se sostiene que Marcela Acuña planificó “desaparecer” a Cecilia. La mujer nunca aprobó la relación entre ella y su hijo César, ya que criticaba la diferencia de edad (Cecilia es casi 10 años mayor) y la diferencia de clase entre ambos. En síntesis, Acuña sostenía que Cecilia sólo quería una tajada del abultado patrimonio de los Sena. Una fortuna amasada bajo la sombra de los subsidios públicos, los planes sociales y los cargos estatales. Emerenciano y Acuña formaron un poderoso movimiento piquetero que en la última década y media terminó por configurar una suerte de esta propio dentro del Estado chaqueño, con la venia del gobernador Jorge Capitanich.

Los investigadores judiciales adelantaron que cuando venza el plazo para resolver las situaciones procesales, el martes próximo, pedirán la prisión preventiva para los siete detenidos por el hecho: César Sena; sus padres, Emerenciano Sena y Marcela Acuña; Gustavo Obregón y su esposa Fabiana González y Gustavo Melgarejo y su pareja Griselda Pereira.

“Tenemos los indicios, que son muy fuertes, que Cecilia sufrió un hecho y que ese hecho terminó con su vida, nosotros estamos trabajando para poder dilucidar lo máximo posible lo que ocurrió con ella. Sabemos que hubo una planificación, por algo hay siete personas detenidas, entendemos que ellos articularon e idearon toda esta situación para poder darle muerte, estamos trabajando en eso y es el hecho que se le está endilgando a estas personas”, afirmó Cáceres Olivera.

La fiscal Velásquez explicó luego que recibieron un anticipo del peritaje sobre las manchas halladas en la casa de los Sena que dieron resultado negativo en sangre.

Nunca salió. Fue así que el viernes 2 de junio a las 9.16, ella y César ingresaron en la casa de los padres de él, en calle Santa María de Oca 1460. Nunca más salió de allí por sus propios medios. Se sospecha que allí la mataron.

En los registros de las cámaras de seguridad de viviendas vecinas y a través del rastreo de las antenas de telefonía celular, se determinó que cuando ingresaron en la vivienda los padres de César no estaban. Que luego llegó Emerenciano y, un poco más tarde, Acuña. Entre las 11 y las 14, habrían estado los cuatro juntos.

Los padres apuntan al hijo. Emerenciano y Acuña han intentado despegarse del crimen. César no puede, porque siempre estuvo con ella. Emerenciano sólo dijo que él no estaba en la casa. Acuña dijo una coartada que generó conmoción: el jueves, ante los fiscales, aseguró que cuando ella ingresó en su casa aquel viernes a la mañana, vio un bulto “que parecía un cuerpo envuelto” en una de las habitaciones. Que le dijo a Emerenciano que se apurara, que se tenían que ir a pintar un mural y luego a comer un guiso en el marco de las actividades previstas que tenían por la campaña política para las Paso (ambos eran candidatos).

“Lo contó sin inmutarse, que vio un bulto similar a un cuerpo y que se fue porque estaba apurada”, agregó, aún sorprendido, un investigador. Pero esto no es todo: Acuña también insertó en la escena del crimen a Emerenciano, que en su declaración negó haber estado allí.

Tanto Emerenciano como Acuña apuntaron de manera tácita contra su hijo César. Si ellos logran interponer la duda sobre que no estaban en el momento del crimen, su situación legal se aliviaría de manera notable: porque los padres no pueden ser acusados por encubrir a un hijo. Y descuartizar un cadáver, por más atroz que sea, no es más que un encubrimiento, ya que el hecho de dañar un cuerpo sin vida no agrava el delito precedente.

Los fiscales ya están atentos a esta maniobra defensiva. Por eso, ubican el momento del asesinato cuando ya estaban Emerenciano y Acuña adentro de la casa.

Sí sospechan que fue César el autor material, ya que el joven presentaba rasguños en el cuello compatibles con una acción defensiva de la víctima.

El viaje que no existió. Para evitar la coartada de Acuña, los fiscales tienen otro as en la manga: el fallido viaje a Usuahia. El jueves 1 de junio a la noche, César y Cecilia se despidieron de la tía abuela de ella, ya que dijeron que Acuña le había conseguido a la joven un trabajo en el sur del país, por lo que ellos iban a viajar ese viernes al sur del país para ver si les convenía instalarse allá para vivir. En realidad, nunca nadie reservó pasajes aéreos ni terrestres y de la supuesta oferta laboral no hay indicios.

Los fiscales sostienen que fue un plan urdido por Acuña para poder “desaparecer” a Cecilia sin levantar sospechas. Hay que destacar que recién el martes 6 al mediodía, luego de que dos desconocidos la alertaran, la mamá de Cecilia, Gloria Romero, denunció su desaparición. Fue entonces que se activó su búsqueda y entre el viernes 9 y el sábado 10 se concretaron las siete detenciones. Cuando la Justicia fue anoticiada de que nadie sabía nada de Cecilia, sus restos ya habrían sido quemados casi por completo.

 

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