La cirugía fue en el Hospital Vall d’Hebron de Barcelona en un paciente de 65 años. La intervención permite un menor tiempo de internación, una recuperación más rápida y menos dolor.
En una época de auge de la inteligencia artificial, cuando las tecnologías despiertan las mismas pasiones que incertidumbres, se comunica una buena noticia del otro lado del Atlántico: en el Hospital Vall d’Hebron, de España, robots consiguieron realizar una cirugía de trasplante pulmonar casi sin intervención humana. ¿En dónde reside la principal ventaja? En que, a partir de las bondades de la robótica, la incisión que tradicionalmente era de treinta centímetros, en este caso se redujo a ocho. Así, disminuyeron el dolor y los riesgos posoperatorios que afrontó el paciente sometido a la intervención quirúrgica.
En conferencia de prensa en Barcelona, desde el equipo a cargo del hito científico, expresaron: “Es un éxito histórico y comportará una mejora en la calidad de vida de muchos pacientes”. Y completaron: “Esta nueva técnica puede suponer un antes y un después en la historia de los trasplantes pulmonares”.
Aunque la primera persona en someterse a esta intervención solo requirió de un solo pulmón, en los próximos meses también se podría avanzar hacia la realización de cirugías bipulmonares sin ningún inconveniente. Por el mismo agujero que en esta oportunidad ingresó un solo órgano, también podrán hacerlo dos. Dicho aspecto resulta nodal en este tipo de intervenciones, pues, aunque tenían en claro la importancia de reducir el impacto, no sabían cómo hacer para extraer órganos enfermos y colocar otros sanos de una forma menos traumática.
Instrucciones para operar
La intervención tuvo un solo paso manual: la incisión de 8 centímetros en la región inferior del esternón. A partir de ahí, el robot realizó las acciones y respondió a las órdenes dadas por los galenos. En primera instancia, se empleó la flexibilidad de la piel y se mantuvo el agujero abierto mediante separadores de plástico. Se retiró el pulmón enfermo y luego, en un paso posterior, se introdujo de a poco uno sano y desinflado (ya que es un órgano de un tamaño considerable) hasta conseguirlo con éxito. En un tercer momento, entraron en juego los brazos de la sofisticada máquina que, en simultáneo, a través de pequeños orificios realizados en el tórax procedieron a separar al corazón de los pulmones, controlar la cámara y las herramientas médicas.
De esta forma, una cirugía que hace tan solo unos años hubiera sido invasiva y agresiva (tradicionalmente deben abrir el tórax y separar las costillas), se convirtió en algo perfectamente manejable gracias a los nuevos robots. El antecedente de un evento similar puede hallarse en un trasplante realizado en el hospital Cedars-Sinai (Los Ángeles, Estados Unidos), aunque en esa ocasión había sido de manera parcial.
Sobre la cirugía robótica, el doctor Albert Jáuregui, jefe del Servicio de Cirugía Torácica y Trasplante Pulmonar de Vall d’Hebron, comentó en la rueda de prensa de presentación de este hito que “es como si estuviéramos dentro del paciente. Los movimientos son milimétricos y muy precisos, de manera que la agresión quirúrgica a la que sometemos al paciente con el robot es mucho más pequeña que con una intervención tradicional” y, si a ello sumamos que con este nuevo procedimiento no es necesario romper el esternón, ni separar las costillas ni hacer una gran incisión, está claro que “la recuperación del paciente tras una intervención así es mucho más rápida”.
En definitiva, como puso de relieve el doctor Jáuregui, “la clave es que hemos sido capaces de trasplantar al paciente a través de una nueva vía de acceso que es una pequeña incisión, sin necesidad de romper el esternón y separar las costillas” y eso acorta las horas de cirugía, reduce el riesgo de complicaciones, agiliza la recuperación, disminuye la estancia hospitalaria y minimiza el dolor que sufre el paciente y todo ello repercute en una mejora de su calidad de vida.