El presidente ucraniano dijo que solo se sentará a una mesa de negociaciones cuando se respete la integridad territorial de Ucrania y volvió a pedir que Occidente acelere el envío de armamento.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, utilizó el aniversario para volver a mostrarse combativo, desafiante, seguro. Y más determinado que nunca en seguir adelante con una guerra que nadie sabe cuánto podrá durar y sin solución diplomática a la vista.
El futuro
Para todos los actores intervinientes en el conflicto, pero también para todos los gobiernos a nivel global, la pregunta actual es qué ocurrirá a continuación, justo cuando se está cumpliendo el primer año de conflicto.
Una primera respuesta sería que, a partir de ahora, y a diferencia de lo que ocurría durante la Guerra Fría, el control de armas nucleares y de destrucción masiva estará sujeta a la coyuntura, específicamente, al desenvolvimiento del actual conflicto en Ucrania y al nivel de participación de los países de la OTAN en ella.
En este sentido, y a partir del debilitamiento institucional del acuerdo nuclear, el diálogo entre Washington y Moscú será más difícil de lo que era hasta ahora, y las negociaciones, o al menos la información compartida entre ambos gobiernos, también será mucho menor. Aumentará de este modo el nivel de incertidumbre y, en consecuencia, de vigilancia sobre las actividades del otro.
La actual solicitud del gobierno ucraniano para que Estados Unidos le proporcione aviones de combate F-16, o las recientes denuncias por parte de Moscú de que se está planeando una operación de “bandera falsa” para que la comunidad internacional culpabilice a Rusia por presunta contaminación radiactiva en amplias zonas de Ucrania, sin duda, se enmarcan dentro de este contexto de creciente inestabilidad y de renovada incertidumbre.