Las tropas del Kremlin se retiraron de la única capital provincial que controlaban y cruzaron el gran río que divide a Ucrania.
Cuando las fuerzas rusas cruzaron el puente Antonivsky sobre el río Dnipro y
entraron en la ciudad de Kherson, apenas unos días después del comienzo de la
invasión a Ucrania del 24 de febrero, en Moscú se vivió como un enorme éxito que
le daría un seguro y rápido triunfo en la guerra. Ocho meses después, Kherson era la
única capital de provincia que habían podido tomar, y que ahora tuvieron que
abandonar ante el avance de reconquista ucraniano. Rusia se quedó sin su cabeza
de playa del lado oeste del río Dnipro, sin ninguna posibilidad de un avance firme
hasta después del invierno en marzo o abril y con la península de Crimea –que
invadió y anexionó en 2014- comprometida. Su único poder de fuego efectivo, más
allá de las armas nucleares, son los drones que le provee el régimen de Irán.
A Vladimir Putin no le dio la cara para agregar ninguna palabra a este estruendoso
fracaso militar y político y dejó a sus generales que coreografiaran una excusa en
vivo por televisión. El general Sergey Surovikin, jefe de las fuerzas rusas en Ucrania,
dijo al ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, que “tras evaluar la situación,
propongo preparar las defensas a lo largo de la orilla izquierda del río Dnipro”.
Shoigu aceptó de inmediato la propuesta con rostro desencajado. Malos actores
para una trama que se venía “espoileando” desde hace días. La semana pasada, las
autoridades de ocupación habían ordenado la evacuación de los civiles hacia el
lado ruso y de la noche a la mañana, desaparecieron todas las tropas de los
puestos de control. Aunque quedaron unos cuantos para llevarse todo lo que
pudieron, incluido los huesos de del príncipe Grigory Potemkin, general y amante de
Catalina la Grande, que permanecían en una cripta de la catedral blanca de Kherson,
ciudad que había fundado.
Todo esto, mientras las tropas ucranianas tomaban posición y se preparaban para
una dura lucha calle por calle. Los rusos sabían que estaban en una situación difícil
ante esa posible batalla. Podían quedar atrapados en los astilleros de la ciudad y de
espaldas al río, sin posibilidad de escape. Decidieron consolidarse del otro lado, al
este de uno de los grandes ríos europeos que cruza toda Ucrania y que en esta zona
forma un estuario que desemboca en el Mar Negro. En la mitad, aparentemente,
hubo algunos ajustes de cuentas. Kirill Stremousov, jefe adjunto del gobierno de
ocupación ilegal de Rusia en el óblast de Kherson, apareció muerto. Stremousov,
político y bloguero ucraniano bien conocido en la ciudad, había acogido con
satisfacción la ocupación rusa y se convirtió en una voz prorrusa clave en la región.
En Kherson actuaron durante estos ocho meses varios grupos de partisanos y se
registraron masivas manifestaciones contra los rusos en los primeros días hasta
que éstos respondieron con asesinatos y torturas. Antes de la invasión, la población
de Kherson era de 250.000 personas. Ahora, se calcula que podría haber unas
30.000.
“Nuestras primeras patrullas nos dicen que la ciudad está vacía y que sólo unos
pocos vecinos se atreven a salir a vivar a nuestras tropas. Es muy peligroso.
Dejaron todo minado. Y saqueado. Todo lo de valor ya fue trasladado fuera de
Kherson”, comentó el mayor Serhiy Tsehotskiy, jefe de prensa de la 59ª Brigada
Motorizada. “Los rusos se van dejando tierra arrasada”.
Kherson se había vuelto vulnerable porque era el único territorio que Rusia
controlaba al oeste del Dnipro. Con las baterías de misiles de largo alcance que
proveyó Occidente, las fuerzas ucranianas lograron en los últimos meses aislar a
las fuerzas rusas en esa zona. Para lograrlo, bombardearon los puentes de salida
hacia el este ruso. Las divisiones ucranianas de blindados e infantería iniciaron un
agotador avance hacia la ciudad desde el norte, el oeste y el sur. Los canales de
riego en las zonas aledañas al casco histórico habían retrasado la ofensiva y las
lluvias de otoño convirtieron el resto en barro, difícil para las maniobras de los
tanques
Sin embargo, los altos oficiales ucranianos advirtieron que la toma del control de
toda la región de Kherson, una de las cuatro provincias que el Kremlin había
decretado como anexionadas a Rusia, todavía llevará tiempo. Desconfían del
anuncio realizado desde Moscú, dando a entender que podrían haber preparado
alguna trampa a las fuerzas que se aproximan a la ciudad. “Tenemos indicios de
que se están retirando”, dijo a la BBC el coronel Roman Kostenko en una entrevista
telefónica. “Han volado puentes que habrían permitido el avance de nuestras
fuerzas. Vemos que abandonan los centros de población, pero en algunos dejaron
soldados para cubrir sus movimientos. No sabemos si los abandonaron o si se
trata de una maniobra. Estamos observando”, explicó Kostenko.