Una filtración de datos reveló que el Credit Suisse, el segundo banco más grande de Suiza, guardó durante años fortunas de personas vinculadas a la corrupción en todo el mundo, entre ellos empresarios sancionados o violadores de los derechos humanos.
En total se menciona un monto total de unos 100.000 millones de dólares, publicó este domingo The New York Times.
La investigación abarca cuentas abiertas entre 1940 y 2020. En un comunicado, la entidad suiza rechazó “enérgicamente las acusaciones e insinuaciones sobre las supuestas prácticas comerciales del banco’’.
Funcionarios acusados de saquear la riqueza petrolera de Venezuela y de acelerar el hundimiento del país en la crisis humanitaria. Un jefe de espías de Yemen implicado en torturas. O los hijos de uno de los hombres fuertes de Azerbaiyán, que gobierna un territorio montañoso como si fuera su feudo privado. Todos ellos vienen de distintos rincones del planeta, están vinculados con regímenes autoritarios y corruptos, y se han enriquecido de maneras diferentes. Pero hay algo que les une: dónde guardaban su dinero.
Los clientes más controversiales del Credit Suisse incluyen a personas condenadas por la Justicia, dictadores, espías, entidades sancionadas y políticos multimillonarios. En muchos casos, el banco debería haberse dado cuenta –en ocasiones con una sencilla búsqueda en Google– de los antecedentes problemáticos o delictivos de esos individuos. Pero igual operó con ellos.
Unos 50 medios de todo el mundo, coordinados por el Proyecto de Informes de Corrupción y Crimen Organizado, analizaron los datos de unas 18.000 cuentas del banco suizo filtradas hace un año al Süddeutsche Zeitung. La investigación fue bautizada como los “Secretos Suizos”.
En total se menciona a 37.000 personas o empresas, según el diario Le Monde.