El sistema, realizado con materiales comunes, podría ayudar a una minería social y artesanal que genere riqueza genuina y trabajo genuino en la Puna.
Desde los tiempos precolombinos, el oro diseminado en las vetas de cuarzo y en los ríos de la Puna desveló a soñadores que, todavía hoy, lavan con bateas las arenas mezcladas con pequeñas partículas del precioso mineral.
Muchos pobladores andinos se desloman de sol a sol en espera del grito de eureka!, que casi nunca llega, aunque a la noche su fiebre se reaviva, como las hogueras de tola, prometiendo un despertar con suerte.
Un rarísimo día de esos terminó, en la localidad jujeña de Rinconada, con el hallazgo de una pepa de casi ocho kilos. Nunca más volvió a verse nada semejante, pero los pirquineros siguen ahí, con sus pies hundidos durante semanas en los gélidos cursos de los Andes para juntar un gramo de resplandor dorado.
En 1997, Miguel Urtubé, un joven salteño que por entonces mostraba pasta de inventor en la recuperación de equipamientos hospitalarios, se preguntó si había alguna forma de recuperar oro sin necesitar de agua ni de químicos, como el mercurio y el cianuro, que pusieron a comunidades en contra de la gran minería en distintas provincias.
Comenzó entonces a diseñar un sistema ecológico artesanal de recuperación en seco que fue puesto a prueba, con buenos resultados, en áreas puneñas de Jujuy, Salta, La Rioja y Catamarca.
El innovador sistema viene de ser declarado de interés por la Dirección de Minería de Catamarca y reconocido por la Presidencia de la Nación a través del programa PAC Emprendedores.
El método de separación no convencional, que se considera entre los más originales y accesibles dentro de la minería no contaminante, también es seguido con interés desde Perú. Tras casi dos décadas de ensayos, Miguel Urtubé está convencido de que su invención puede ayudar a consolidar en las postergadas comunidades de la Puna cooperativas de minería social y artesanal que generen riqueza genuina y trabajo genuino.
“Oro ecológico y oro sostenible no son términos intercambiables”, remarcó el emprendedor de 45 años a El Tribuno. En efecto, “oro ecológico” es el que se obtiene mediante procesos que no son perjudiciales para el medio ambiente, mientras que el concepto de sostenibilidad abarca también dimensiones sociales y económicas. “El concepto de oro ecológico excluye al mercurio y al cianuro del ciclo de producción”, explicó Urtubé. El proceso de certificación es estricto, comprende a toda la cadena de valor y supone una mayor cotización en el mercado internacional del llamado “oro verde”.
En los sistemas desarrollados en Salta, tanto la etapa de selección como la de concentración gravimétrica se realizan en seco. La prescindencia del agua no es un detalle menor, si se piensa que la Puna tiene vastas extensiones con placeres (así se denominan las arenas con contenido de oro) enmarcadas en una extrema aridez.
Los equipos están construidos con materiales comunes -hierro, chapas, goma, madera y rodamientos- disponibles en el mercado local.
